jueves, 4 de marzo de 2010

Tu cafè


Bruscamente abrí los ojos, mientras, tanteando al manotón indagaba mi periferia. Buscando donde te escondiste, como desapareciste, el como y el por que de esas cosas que sucedieron por una rara concatenación de sucesos.


Me incorpore intentando expandirme como las plantas cuando hacen fotosíntesis, estiré los dedos de los pies hasta hacerlos crujir y me propuse a bajar las escaleras. Me dirigí sin otro motivo a la cocina. Tome mi taza negra, notando que tu taza roja sigue en la alacena pero ya sin usarse, sin café, sin tus labios, solo con la compañía insípidos y blancos cacharros.

No vacilé y sin otro movimiento, casi mecánicamente, la llene de café un oscuro y fuerte; di media vuelta y apoyando mi espalda en el bajo mesada, me senté en el pequeño espacio de sol que se afila por la ventana en el piso para con mi café diario repasar como tener un poco más de tus locuras, o ver tus inofensivas pecas sobre la nariz otra vez.



3 comentarios:

  1. Qué lindo relato! El café tiene ese nosequé que nos llena de ganas de compartirlo con los ojos que amamos, con la sonrisa que extrañamos. Me gusta mucho lo que escribís. Ahh y la imagen está fantástica!

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  2. Bellísimo!!! Me encantó!! Qué linda forma de describir una pérdida, una ausencia... La falta en los pequeños detalles... Un fuerte abrazo

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  3. Segui Asi!! como siempre muy lindo blog! :)





    Anonimo de Tu Blog ;)

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