Siento que afuera llueven gotas naranjas de verano, el aire se refresca y las paredes blancas del living se colorean calidamente. No se si son los últimos rayos del sol o las primeras luces de la calle que se encienden pero es un hermoso espectáculo de ver, vos a mi lado arruchada como un ovillo en el sillón con la mirada perdida en las cumulonimbus perfectas que se tienen a ir desdibujando tras la ventana, yo observante leyéndote poesía de un consagrado escritor chileno.
Entre verso y verso recorro tus brazos con mis socorros analizando tus reacciones al tacto. Es “la abeja blanca…” y el zumbido de mi mano te recorre. “Soy el desesperado” y mi “palabra queda sin ecos”.
“ah silenciosa...” mientras te dormís cerrando “tus ojos profundos”. Afuera “llueve. El viento del mar caza errantes gaviotas”