miércoles, 30 de septiembre de 2009

Se fueron. Todos.

Solo bastó con despertar y darme cuenta que no había nadie, nadie en mi casa, nadie en mi edificio, nadie. Mucho menos nadie en mi cuadra. Salí a la luz de aquel cambio de estación intentando saber si vos también al igual que todos no estabas, si te habías ido.

Sin poder usar mis alas como de costumbre, camine casi reptando las calles cuesta bajo sin cruzar nada ni nadie, la ciudad no tenia los colores ni sus sonidos habituales, todo yacía sumamente sin ecos e inanimado. Me di cuenta que una avenida de varios carriles sin coches, con solo viento en ella, puede parecer la máxima exponencial de la quietud y la pereza; una fuente sin su habitual ciclo es casi tan aburrida como tomar nota de la vuelta al mundo de un caracol en su propia marcha.

Complicado fue recorrer cuadras sin poder volar; ni siquiera con mis rueditas podía ir. Aunque te aclaro y dejo inamovible en estas crónicas, más difícil se me hizo el tener que trepar los pisos de completa verticalidad en el no pequeño intento de terminar de ratificar tu existencia. Con uñas y dientes subí asiéndome al muro blanco de la fachada para entrar en tu balcón con un salto casi digno de la performance protagónica del circo.

Me metí casi como dueño de casa, sin importarme absolutamente nada más que encontrarte. Completa y cruda fue la realidad de no hallarte, desilusionante y atroz la escena de mi mundo vació. Todo el mundo se había ido.




domingo, 27 de septiembre de 2009

La buena moza


Y de nuevo vas en ese dele ir y venir peregrinando a través de la escalera. Subiendo peldaño a peldaño, bajando y subiendo, con ese pelo tan oscuro que es similar a la noche cerrada que nos abraza y tu nariz tan pequeña como un botón que dejas caer al quitarte el abrigo.

Cada movimiento esta dotado de una sutil gracia que causa estremecimiento incluso al más mundano de los comensales de este bodegón. Hasta el más simple caminar, pie derecho delante pie izquierdo, tiene un dejo de cautivador.

Por fin, en tus manos mi café y en el ambiente la curiosa sensación de que cuando el liquido se acabe estaré esperando que te acerques nuevamente a la mesa cinco para pedirte otra cosan nuevamente, intentando inocentemente la difícil tarea de lograr que la noche no se nos termine.

La ruta en Chinatown.

El cielo saturado con todo su pavor estaba complemente listo para descargarse en minutos y yo viendo pasar diferentes Convoy’s en una ruta interminable mientras esperaba la llegada de la vecina noche.


Por fin llueve. Las gotas con asombrosa plomada parecían no sentir la brisa del viento de frente que nos dejaba una densa niebla tan palpable como la espuma de un café. Nos obliga a parar, y casi instantáneamente se genera en mí la poderosa duda por saber si hoy te veré y caminare a tu lado.


Tal es mi suerte en ese momento que solo dura un santiamén tal manifestación climática, todo pasa; y solo queda una mansa llovizna, una atmósfera típica de “Chinatown”, y estas ansias movilizantes de chapotear con vos en algún charco.





martes, 22 de septiembre de 2009

Presencia en el humo

Estás tan lejana que por lo visto ser tácita es tu misión en mi vida.
Te recuerdo, y mientas prendo un cigarrillo,
veo lo necesaria que sos en mi mundo.
Tan necesaria como ver la luz del día
Tan necesaria como que te dibujo con el humo.




martes, 15 de septiembre de 2009

Indicios para Volar

A veces pienso y me pregunto, casi como un acto reflexivo, si por algún recoveco de tu día paso por tu cabeza. Si bien nunca supe que pensabas o que sentías, por lo menos había momentos donde yo sabía que estaba presente en vos.


Creo que si pudiera pedir algo, pediría que en algún pedacito de minuto de todos los mil cuatrocientos cuarenta de un día en tu vida me recuerdes. Pero no recordarme de la forma común y corriente sino echando de menos alguna siesta juntos, o risas disparatadas; algún apodo estupido y sin razón o un mate sumamente amargo y completamente desubicado en una tarde de golosos que escapan a alguna obligación.


Si eso pasara estaría en mi derecho de pedirte que en ese momento único, dejes tu cuerpo recostado entre almohadones de esperanza mientras buscas en el ropero el trajecito de pájaro, pero ojo, solo el trajecito amarillo radiante. Salgas al balcón y vueles unas cuadras hacia arriba y golpees la ventana de mi cuarto para que yo este al tanto que en ese momento debo salir y volver a volar.






domingo, 13 de septiembre de 2009

AMOR Y ODIO

AMOR Y ODIO... EXTRAÑO.(TE)

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Su salud y la preocupacion.

Hacía mucho que no le hablaba a la cara, que no lo miraba a los ojos y de repente lo hacia sin motivos aparentes. Debo confesar que como se le dirigió jamás lo había hecho. Su discurso y su llegada fueron diferentes a lo ya conocido, planteando sin lugar a dudas nuevos movimientos en este juego de ajedrez que lo comandaba.

Por primera vez se sintió útil, prestándole atención a algo que de verdad importaba frente al deseo inequívoco de su triste manifestación. Ella frente a él; si, completamenté frente a él para contarle todo lo que le pasaba. Fue inevitable no sentir su perturbación, se enrarecía el aire logrando espesarlo casi como si el humo lo invadiera.

El soliloquio entrecortado de ella se escuchaba al aire libre en el intento de buscar reparo, mientras él, atónito e in elocuente prestaba su oído y toda su presencia en plaza, hilvanando pensamientos a toda velocidad por su cabeza. No pudo no preocuparse, imaginó mil desenlaces en un solo instante. Avasallantes cuadros en su cabeza, desde la idea del horrible sufrimiento y agonía; hasta la total y estupida incoherencia de perderla y no tenerla mas con él sin haberla tenido nunca. Terrible era el medio que lo asaltaba frente a la imagen de perderla.

lunes, 7 de septiembre de 2009

la noche .3.

"No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta."

Eduardo Galeano.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Instantanea de Momento V (mejor dicho la primera)

Estaba tan frío como cualquier noche cerrada de pleno mes de junio, él caminaba muy nervioso con un tranco largo y apresurado, pero el iba feliz. Peregrinaba las nueve cuadras de esa diagonal, cuesta bajo, de una manera nunca antes vista; casi como si estuviera en una emergencia o si le urgiera algo. En verdad así era, tenia prisa y quizás algo de coraje para ir de frente; a pesar de ese manojo de sensaciones de intranquilidad que se apoderaba de su estomago. El frió a el no le importaba porque con su campera negra y su bufanda gris al cuello lo hacían invencible, sus piecitos rojos parecían moverse al intenso ritmo de una movida salsa o algún otro genero musical centroamericano. En sus bolsillos lo acompañaban dos chocolates para ella y unas llaves que no dejaba de mover haciendo eco de su intranquilidad.

viernes, 4 de septiembre de 2009

"...Amor se llama el juego, en el que un par de ciegos, juegan a hacerse daño..."

J.S

martes, 1 de septiembre de 2009

Con el viento.

De bien que estoy,
Te creo y te situó ahí.
Vasta, horizontal;
Quieta y plácida.

Solo quiero mirarte,
Mirarte para descubrir,
Mirarte para saber que estas presentes.
Que existís y te tengo aquí.

Por vos soy capas unir en si al cielo y la tierra.
Mover montañas y luchar por utopías.
Soy un ser tan irracional,
por locura de vos deberían encerrarme,
Encerrarme y no dejarme salir jamás

Loco o no yo así se que te tengo,
Y se de algún modo que conmigo estas
Aunque sea de a momentos.
Por pequeñeces.
Pero siempre presente como si trajera el viento.