Pasamos horas acostados esperando el amarillo del sol y la tostada oscuridad del ocaso; para en tinieblas buscar, a puro tacto, las pizcas de arena del tictac que desparramaste por el piso parando mi tiempo, tiempo que me dice que pasa dejándome adjunto a vos, subordinado en un triangulo que impone dos cuerpos y una habitación.
Me declaro dependiente; me declaro dependiente de tus lecturas de pasajes implacables a la siesta, y quizás pero no estoy seguro, culpable de besarte la mejilla esquivando un beso como quien quiere presumirte como un niño.

Tan simple y tan complejo el converger en ese preciso instante...
ResponderEliminarGarota
volvió el blog para chicas, espero que te des una vuelta, un beso!
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