viernes, 21 de agosto de 2009

El espía, yo espió, ellos espían.

Realizo mil mañas y equilibrios. Mil volteretas para poder espiarle; mientras intento caminar por el barandal de su balcón tratando de que no se percate de mi figura.

Sutil pero prodigioso acto de sigilo debo conciliar, luchar entre un abismo que se tiñe con sonidos de la ciudad que abajo muge sus penas y una buena moza que me cierra la ventana en las narices para guardar un poco su intimidad; logrando que me aferre con uñas y dientes a un trozo de metal pequeñisimo que hace a la vez de superficie de apoyo pero también en ese momento se torna casi como el sitio mas seguro frente a la idea de caer al vació.

4 comentarios:

  1. Bueno niño, debo decirle que me ha gustado mucho mucho este pequeño escrito. Deberías seguir esta línea ya que sale fuera de lo cursi y penetra en lo cotidiano que tienen mil rincones por explorar.
    Un besototiolo Chiquitin!

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  2. jajajaja niña yararan, como le anda? me alegro que le guste, con respecto a lo cursi es algo que cargo sin lugar a dudas en mi escencia :P

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  3. queridisiiimo!!
    no me gustaria tenerte de veciiino!
    jajajaja...
    chusma!
    mirón!

    besoton!


    Cuerpo.

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  4. cuerpito querido de mi alma. esta es un relato sobre lo que yo sentiria si pudiera convertirme en hormiga y trepar por las paredes para espiar a la gente. es una "ficcion", no es como otras cosas verdaderas de este blog. un besoton para ti tambien!

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