sábado, 29 de agosto de 2009

Inocencia y la Ventana

Todas las mañanas ella casi mágicamente se siente atraída por su ventana; pasa horas frente a ella. Es un pequeño espacio que queda entre su cama y la porción de suelo donde abruptamente con perpendicularidad absoluta se yergue la limitación virtual de un vidrio que define uno de los muros de su habitación.

Quizás ese sitio sea especial, quizás el sabor del café sentada allí sea diferente o bien en algún caso tenga un tipo de conexión extra-sensorial que solo ella, natural de ese páramo elevado de la superficie de los simples mortales, conoce. Pero es así. Todas las mañanas de este invierno suelo verla, con el sol del noreste que entra de refilón por el transparente y a modo de prisma la ilumina integra, logrando una condición de extrema inocencia en su ser.

Ella allí con su pensamiento distante, yo con mí sentido pragmático más aquí, a solo una cuadra de distancia: sobre mi tablero gris, sobre mis obligaciones.

La veo en regodeo por horas, de a momentos. Momentos en que quizás esa señorita divaga por alguna otra galaxia lejana sin saber que yo sutilmente le admiro.





2 comentarios:

  1. la verdad quede atónita...es espectacular como escribis pequeño!siento una admiración por tu esencia, por tus palabras...

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  2. mechachendié! chiquitino, seguí escribiendo estas cosas, veo como has ido, de a poco, creando un estilo particular. Tenés un ojo espectacular y hermosas palabras, vamooo Aguis!
    Un besotolino querido

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